Pocas veces el lector de un atlas vinculado con temas de la Infectología tiene la oportunidad de tener ante sí una obra magna y holística que mancomuna diferentes aspectos de la historia natural de una enfermedad infecciosa transmisible, escenificando en forma conceptual, didáctica y claramente ilustrativa los distintos eslabones relacionados con la geografía médica, ecología, epidemiología, clínica y diagnóstico diferencial de las diferentes patologías consideradas.
Suele decirse que toda obra soslaya la personalidad de su autor. Viene al caso esta reflexión ya que me permite, sucintamente, evocar una sentida reminiscencia. Se iniciaba el año 1991. Una mañana como tantas otras llego al hospital Muñiz y me encuentro con la inesperada noticia del estallido de una incontrolada epidemia de cólera en Perú, castigando con una elevada morbi-mortalidad distintas regiones del país hermano. Me encontraba en mi despacho departiendo sobre el tema cuando se hace presente el Dr. Alfredo Seijo para decirme que sabía de mi intención de viajar a Lima con otros miembros del hospital para colaborar con los colegas peruanos y, a la vez, aprovechar aquella inédita experiencia. Con llamativa humildad apenas me pidió que lo dejara viajar con la comitiva científica. Fue suficiente. Frente a aquel trágico mare mágnum epidemiológico Alfredo demostró empuje, inteligencia, llamativa capacidad en la observación, soltura clínica y gran camaradería. No creo equivocarme si sostengo que aquella performance fue el inicio de lo que sería su prolífica carrera. Así, este recuerdo, rubrica aquel germen científico. Porque apenas una sólida formación médica como la que posee Alfredo Seijo logra plasmar una obra íntegra y referente como su Atlas de Zoonosis y Enfermedades Emergentes. Sin duda, su prolífico contenido corporiza a una sólida personalidad cultural y humana. Una relevante contribución científica que enorgullece al Hospital de Infecciosas Francisco J Muñiz y a la medicina nacional y un autor, el Profesor Dr. Alfredo Seijo, que nos deja una experiencia invalorable fruto del esmerado y paciente trabajo cotidiano.
Este original y esencial atlas representa una nueva expresión del conocimiento médico argentino que ha sabido correr el enmarañado telón escénico de las enfermedades emergentes y reemergentes, mostrando sus intrincadas y complejas facetas con una armónica y pedagógica capacidad de descripción y una fácil comprensión. Por mucho tiempo estoy seguro será un atlas de consulta para el profesional de la salud.
Bien expresó el Dr. Seijo cuando ofreció la utilidad de este completísimo Atlas al quehacer cotidiano en el ejercicio de la Atención Primaria de la Salud. Porque es a este nivel de asistencia de la comunidad donde, en países en pleno desarrollo como la Argentina, se debe insistir en formar el recurso humano con el simple pero genuino lenguaje de nuestra ¨pacha mama¨. Además, también es atinada la reflexión del destacado humanista y científico Carl Sagan de quien Alfredo Seijo insertó oportunamente en la introducción de su atlas en el sentido de no ofender a la naturaleza provocando injustificados desmanes ecológicos. Creo que este significativo atlas deja ínsita una soslayada reflexión. ¿Acaso hojear sus páginas no nos produce una emoción por su clara lucidez de expresión pero también porque veladamente nos está enseñando a percibir hasta dónde el ser humano puede ser partícipe y hasta protagonista en la emergencia de ciertas enfermedades transmisibles?
En definitiva la medicina argentina logra con esta bellísima obra enriquecer el preciado anaquel de su histórica y prestigiosa producción intelectual. Como argentino, como médico infectólogo pero más aún como colega y amigo de Alfredo Seijo, me siento honrado al haber sido elegido para hacer público este sincero pensar.