Introducción:
Los antimicrobianos son fármacos distintos al resto, su eficacia en la reducción de la morbimortalidad es muy superior a la de otros medicamentos, tienen efectos ecológicos y pueden contribuir a la emergencia de resistencia microbiana. Su uso indiscriminado ocasiona consecuencias graves al paciente y a la institución, llevando al incremento de las resistencia bacteriana, efectos adversos, y al aumento de la morbimortalidad por infecciones nosocomiales, riesgo de sobreinfecciones e impacto directo sobre los costos. Reconocer el modo en que se prescriben constituye una línea de base para el diseño de estrategias para su utilización.
Material y métodos:
Estudio prospectivo, longitudinal, descriptivo, que incluye a pacientes adultos que ingresaron a áreas de internación durante el período de Enero-Octubre 2018, y recibieron algunos de los siguientes: ceftriaxona, piperacilina/tazobactam, meropenem, imipenem, vancomicina, colistín. La información obtenida fue introducida en una base de datos elaborada en Microsoft Excel.
Resultados:
Se incluyeron 215 prescripciones correspondientes a 203 pacientes. Sexo masculino 74.3 %. Edad: 57 años (20-85). El 66.5% de los pacientes estuvieron hospitalizados en los servicios de clínica médica y cirugía, mientras que 33.5% lo hicieron en unidades críticas. La mayoría de las prescripciones fueron realizadas en Clínica Médica (56 %), seguidas por UTI (26 %), Cirugía (10%), UCO (8%). Analizando por origen probable de la infección y según sitio afectado, encontramos un 51% de infecciones de la comunidad, siendo el foco principal respiratorio (45%), infección en piel y partes blandas (24%) y urinarias (22%), otros (9%). En cambio 49% fueron prescripciones para infecciones nosocomiales, en las que el sitio más frecuente fue el respiratorio (49%) seguido por el urinario (29%), infecciones del sitio quirúrgico (11%) y otras en un 10%. El antimicrobiano más prescripto fue piperacilina/tazobactam 100 veces (36%) seguido de vancomicina (30%), ceftriaxona (13%), meropenem (12%), imipenem (6%), colistin (3%).
Más de la mitad (55%) de las prescripciones correspondía a tratamientos combinados (2 drogas 50%), siendo la combinación más frecuente piperacilina/tazobactam más vancomicina seguido de meropenem más vancomicina.
En un 85% hubo toma de muestra para cultivo microbiológico, con un 44% de aislamientos microbiológicos; sin evidenciarse cambios en la conducta terapéutica más de la mitad de las veces (56%).
El rango de tiempo de duración de los tratamientos fue 7 a 21 días, con una media de 14 días.
Conclusión:
El presente estudio permite obtener una línea de base respecto al uso de los antimicrobianos seleccionados en nuestra institución.
Consideramos que existe una alta intención de obtener aislamiento microbiológico pero un bajo porcentaje de cambios terapéuticos luego del mismo.
Impresionan terapias de largo plazo y un alto uso de combinaciones terapéuticas.
Es posible que estrategias de desescalamiento y otras prácticas de control de uso de antimicrobianos, así como la asignación de recursos humanos, técnicos, económicos y educacionales permitan optimizar el uso de estos fármacos.