Introducción:
Se ha reportado que del total de antibióticos usados en humanos, el 95% se utilizan en forma ambulatoria y sólo el 5% en internación. Esto implica que la mayor presión de selección de resistencia ocurre por el uso ambulatorio de estos agentes. Por otro lado existen pocos estudios evaluando la tasa y el patrón de consumo de antibióticos en sistemas integrados de salud asociados a hospitales. Contar con este tipo de información resulta de utilidad para planificar las intervenciones necesarias para la implementación de un Programa Integral para la Optimización del Uso de Antimicrobianos (PROAs) tanto a nivel hospitalario como ambulatorio.
Objetivos:
Determinar la tasa y el patrón de consumo de antibióticos en los usuarios adultos de un sistema integrado de salud (prepaga) asociado a un hospital de alta complejidad.
Material y métodos:
La Clínica Ángel Foianini es un centro asistencial privado de alta complejidad con actividad académica de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Cuenta además con un Sistema Integrado de Salud (prepaga) creado en junio 2016 con atención de emergencias e internación en la propia institución. El sistema posee 7.100 usuarios (1.800 de ellos en un sistema gerenciado con médico de cabecera). Para el análisis de consumo sólo se consideraron los antibióticos de uso sistémico correspondientes a la categoría J01 de la clasificación ATC (Anatomical Therapeutic Chemical) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El consumo fue expresado en Dosis Diarias Definidas (DDD) cada 1000 usuarios-día y agrupado según el sitio de prescripción (consultorios, emergencias e internación). Para el análisis los antibióticos fueron agrupados según las categorías del nivel 4 de la clasificación ATC. Las tasas de consumo se compararon a través de test de Poisson y como medida de efecto se estimaron sus diferencias con sus Intervalos de Confianza del 95% (IC 95%).
Resultados:
El estudio demostró que la tasa de consumo de antibióticos es significativamente más alta en ambulatorio (consultorios+emergencias) que en internación (7,90 (96%) vs 0,32 (4%) DDD c/1000 usuarios-día; dif. 7,58; IC95% 7,48 a 7,68; p<0,0001). Por otro lado, el consumo de antibióticos entre los usuarios con médico de cabecera fue significativamente menor que el resto de los usuarios (7,69 vs 8,41 DDD c/1000 usuarios-día; dif. -0,72; IC95% -0,50 a -0,94; p<0,0001). Los grupos de antibióticos más consumidos fueron las penicilinas+inhibidores de betalactamasas, los macrólidos y las fluoroquinolonas. En la tabla se muestra el patrón del consumo de antibióticos por sitio de prescripción.
Conclusiones:
El estudio confirma que el mayor consumo de antibióticos se registra en el área ambulatoria, con un patrón asociado a grupos de antibióticos que deberían ser restringidos (ej. fluoroquinolonas y macrólidos) por los efectos adversos reportados. El hallazgo del menor consumo de los usuarios con médicos de cabecera puede estar asociado al mejor conocimiento de sus pacientes. Esta información permitirá elaborar estrategias dirigidas a optimizar el consumo de antibióticos en las distintas áreas de atención.