Introducción:
Leishmaniasis visceral (LV) es una enfermedad tropical desatendida con más de 12 millones de personas infectadas. La forma visceral es la más grave, sin diagnóstico y tratamiento adecuado es fatal. El deterioro de la función inmune en pacientes con LV y VIH puede favorecer la reactivación de una infección latente, con escasa respuesta terapéutica y mayor riesgo de recaída.
Objetivos:
Describir las características clínicas, epidemiológicas y mortalidad en pacientes con LV y VIH de nuestro hospital.
Materiales y Métodos:
Estudio retrospectivo, pacientes con LV + VIH. Se analizaron historias clínicas se evaluaron datos clínicos, epidemiológicos y de laboratorio, entre 01/2008 a 06/2023. Análisis estadístico: SPSS IBM 19.0.
Resultados:
85 casos LV, VIH (+) 12.9% (11). Hombres 100%. Media edad: 41.18 años (DS 12.1). Factores riesgo: alcohol y tabaquismo 36.4% (4/11) cada uno, 2 tumores (carcinoma epidermoide y linfoma Hodgkin). Media CD4 76 cel/mm3 (10/11) (5 – 194 cel/mm3), media carga viral 676.581 copias (9/11) (<20 – 3 mill). Tratamiento antiretroviral: 45,4% (5/11). Manifestaciones clínicas: esplenomegalia, fiebre, astenia. IMC media: 22.9 (DS 2.7). Laboratorio: pancitopenia 100%, hipoalbuminemia 72,7%. Media tiempo inicio de síntomas hasta diagnóstico: 11,2 semanas (DS 2). Diagnóstico: rk-39 positivo 83.3% (5/6), PCR en punción de médula ósea (PBMO) 75% (6/8), microscopia 62.5%(5/8), anatomía patológica 54.5% (6/10), IFI LV 50% (2/4). Cultivo PBMO 16.7% (1/6).Tratamiento AmB-D 100% (8/8). Tres pacientes no recibieron tratamiento por diagnóstico pos-mortem. Media tratamiento: 17 días (DE 6). Mortalidad: 36.4% (4/11), relacionada a sepsis bacteriana.
Discusión / Conclusiones:
VIH aumenta el riesgo de reactivación y recurrencia de LV, en particular con CD4 <200 células/mm3. La literatura reporta mayor mortalidad en pacientes VIH (12 a 54%). En nuestra serie la mortalidad fue 36.4%. El riesgo de recaída de LV en los pacientes HIV es 60-100%, es importante testear para HIV a todos los pacientes con LV. La evidencia no es concluyente con respecto a la profilaxis secundaria. Se recomienda seguimiento clínico hasta la reconstitución inmune.