Introducción:
La infección gonocócica diseminada ocurre en 1 a 3% de todas las infecciones gonocócicas de las cuales la endocarditis es una complicación en el 1 a 2%, siendo más frecuente en hombres. La afección cardiaca, hasta el advenimiento de la Penicilina era considerada la tercera causa de endocarditis infecciosa a nivel mundial, convirtiéndose en la era post-antibiótica en una causa excepcional. Existen un total 6 casos reportados desde el año 2000 hasta el presente.
Caso:
Paciente masculino de 38 años de edad oriundo de Paraguay, sin enfermedades preexistentes. Consultó por Síndrome de repercusión general de 2 meses de evolución, asociado a registros febriles diarios, cefalea y tos seca de 15 días de evolución. Al interrogatorio dirigido, relató conductas sexuales de riesgo e intervención odontológica 2 meses antes. Ingresa febril, evidenciándose un soplo holodiastólico en mesocardio, timbre aspirativo, de intensidad 3/6, crepitantes bibasales y signos compatibles con Insuficiencia Aórtica. El laboratorio informó HTO 33% Hb 11g/dl VSG 47 mm Alb 2.81 g/dl PCR 76.2 mg/l serologías HBV HCV HIV VDRL no reactivas. Se toman muestras de HMC x 3 e inicia tratamiento empírico con Ceftriaxona + Gentamicina sospechándose endocarditis infecciosa (EI). Se realiza ecocardiograma transtorácico en donde se ve una vegetación en válvula aórtica de aproximadamente 10 mm que prolapsa hacia el TSVI y genera una insuficiencia aórtica severa con un jet excéntrico que se dirige hacia la valva anterior mitral, insuficiencia tricúspidea y mitral leves secundaria a dilatación del anillo. Posteriormente se recibe informe microbiológico con rescate de Neisseria Gonorrhoeae; se suspende gentamicina. Presenta buena evolución clínica al tratamiento antibiótico parenteral durante 30 días y se externa con tratamiento oral (cefixima) continuando seguimiento con cirugía cardiovascular fuera de la institución.
Conclusión:
La EI gonocócica es una complicación infrecuente de una enfermedad cuyo agente etiológico resulta una curiosidad médica en el siglo XXI. Debemos tener presente dicha patología como posibilidad diagnóstica en pacientes adultos jóvenes, sin patología cardiaca predisponente y con conductas sexuales de riesgo, que se presenten con manifestaciones clínicas sugestivas de EI. Creemos que es fundamental un alto índice de sospecha debido al pronóstico fatal sin tratamiento adecuado.