Introducción:
Las infecciones fúngicas son una amenaza emergente para pacientes inmunodeprimidos oncohematológicos (OH). El uso de catéteres venosos centrales, la neutropenia prolongada, el daño de la mucosa por la quimioterapia intensiva y el uso creciente de antibióticos de amplio espectro, son factores de riesgo importantes para el desarrollo de fungemia. La exposición prolongada a antifúngicos (profilaxis y terapia empírica) puede traer aparejado el desarrollo de resistencia a los mismos.
Objetivos:
Presentar datos epidemiológicos de fungemias de pacientes OH internados en un hospital público.
Materiales y Métodos:
Estudio descriptivo retrospectivo de corte transversal de pacientes OH con diagnóstico de fungemia internados en un hospital público, referente en Enfermedades OH de Tucumán, Argentina, entre los años 2016 y 2023. Las variables medidas fueron: sexo, rango etario, tiempo de internación, microorganismos, neutropenia, profilaxis, tratamiento y mortalidad. Con datos obtenidos a través de historias clínicas con consentimiento informado y resultados micológicos de la institución.
Resultados:
Se incluyeron 10 pacientes (8 varones y 2 mujeres), con edad al diagnóstico entre 23 y 63 años. Promedio de días de internación de 57,5. Las muestras de hemocultivos fueron positivas entre las 48 y 96 horas. Se identificaron por espectrometría de masa los siguientes micoorganismos: (2) Pichia kudriavzevii, (2) Meyerozyma guilliermondii, (2) Rodothorula mucilaginosa, (1) Candida albicans, (1) Candida dubliniensis, (1) Candida haemulonii y (1) Nakaseomyces glabrata. El 80% presentaron neutropenia al momento del diagnóstico. La profilaxis antifúngica realizada fue con fluconazol 40%, Itraconazol 30% y voriconazol 30%.En todos los casos se instauró tratamiento dirigido. La tasa de mortalidad global fue del 80%.
Discusión / Conclusiones:
A pesar de haber realizado profilaxis antifúngica es notable la frecuencia de fungemias, causadas no sólo por agentes habituales sino también por patógenos emergentes. Asimismo, estas levaduras presentan patrones de sensibilidad diferentes y en algunos casos no tienen puntos de corte clínicos ni epidemiológicos establecidos. Por lo tanto, la vigilancia de las infecciones fúngicas es una importante herramienta para alertar sobre los cambios epidemiológicos y de sensibilidad a antifúngicos.