Introducción
El tratamiento antifímico habitual con drogas de primera línea se realiza con rifampicina(R), isoniazida(H), pirazinamida(P) y etambutol (E), siendo el efecto adverso más conocido la hepatotoxicidad, variando desde leve alteración en las transaminasas hasta hepatitis fulminante. Se presenta el caso de dos pacientes que evolucionaron con hepatitis fulminante secundaria a antifímicos que resolvieron espontáneamente, sin requerir transplante hepático.
Casos clínicos
1: Paciente femenina de 20 años de edad sin antecedentes, con diagnostico presuntivo de tuberculosis pleural, motivo por el cual inició tratamiento empírico con R, H, P y E siete días previos a la consulta, donde consulta por náuseas y vómitos de 24 horas de evolución. Al examen físico se encontraba lúcida, con flapping positivo y leve ictericia cutáneomucosa. Laboratorio: TGP 311 U/L(31), TGO 1433 U/L(32), FAL 146 U/L, BT 3.1 mg/dl a predominio directo; TP30%, RIN 2.56 con factor V 25%. 2: Paciente masculino de 45 años de edad con antecedente de trastorno del espectro autista que evoluciona con insuficiencia hepática aguda posterior a ocho días de tratamiento empírico con R, H, E y levofloxacina por neumonía cavitada por sospecha de tuberculosis pulmonar. Al examen físico presentaba flapping positivo. Laboratorio: TGP 593 U/L(102), TGO 734 U/L(50), FAL 211 U/L BT 1.5 mg/dl a predominio directo, TP 22%, RIN 3.39 con factor V 21%. Ambos pacientes negaron consumo de tóxicos o fármacos, sus serologías de VIH y hepatitis virales negativas. La evaluación en centro de trasplante hepático resultó en la inclusión de ambos pacientes en lista de trasplante. A la espera de trasplante y tras la suspensión inmediata de los fármacos, los pacientes evolucionaron con mejoría sintomática y de laboratorio a las 72 horas. (TP y factor V mayor a 50% y transaminasas en marcado descenso). En ambos casos se confirmó fenotipo de acetilador lento, razón por la cual no volvió a incluirse isoniacida dentro del esquema terapéutico. Egresaron con laboratorios dentro de parámetros normales, reiniciando progresivamente drogas antifímicas.
Conclusión
Se resalta la importancia del monitoreo continuo y cercano de hepatotoxicidad por antifímicos. Teniendo en cuenta la potencial gravedad de la misma, se sugiere, en pacientes clínicamente estables, confirmar el diagnóstico de tuberculosis previo al inicio de antifímicos. La solicitud del fenotipo acetilador lento previo al inicio del tratamiento podría ser de utilidad.