INTRODUCCIÓN:
Cryptococcus neoformans variedad gattii, es un hongo levaduriforme saprofito en la naturaleza que se ha convertido en un importante patógeno, principalmente en áreas tropicales y subtropicales. La infección se adquiere habitualmente por inhalación, inoculación directa o por herida cutánea. Afecta frecuentemente huéspedes inmunocompetentes. El sistema nervioso central (SNC) y el pulmón son los órganos más involucrados, siendo infrecuente la afectación cutánea.
DESCRIPCIÓN DEL CASO:
Varón de 21 años, oriundo de zona rural, con diagnóstico de glomerulonefritis focal y segmentaria en marzo 2017, medicado con meprednisona y mofetil micofenolato. En septiembre 2018 reagudiza el fallo renal requiriendo hemodiálisis. Presenta lesión ulcero-costrosa en: comisura labial, nasogeniana de 1,5 cm y ulcera en brazo izquierdo de 5×4 cm de 1 mes de evolución, indolora, bordes definidos, fondo granulante. No organomegalias, afebril. Se realiza laboratorio: Leucocitos: 12000 (neutrofilos: 86% eosinofilos:2%), hematocrito: 29% urea: 198mg/dl, creativita: 10,6 mg/dl, VSG: 89mm; HIV: no reactivo. Biopsia cutánea, coloración de Giemsa: levaduras de Cryptococcus. Cultivo micológico: Cryptococcus gattii ( C. gatti). Anatomía patológica: exudado fibrinoide, infiltrado inflamatorio mono y polimorfonuclear. Se inicia anfotericina 0,7 mg/kg/día hasta descartar infección diseminada o co-infección por leishmaniasis.
Tras 4 semanas de tratamiento presenta casi total desaparición de las ulceraciones, pasando a etapa de consolidación con fluconazol.
DISCUSIÓN:
Aunque C. gattii afecta comúnmente a inmunocompetentes, hasta el 50% de los pacientes en algunos estudios han sido inmunocomprometidos.
La localización cutánea es una manifestación infrecuente, presentándose como pápulas, pústulas, placas, úlceras, masas subcutáneas lo que puede hacer que se confunda con otras entidades. Entre los factores de riesgo para la infección por C. gattii está la exposición a los reservorios de eucaliptos, insuficiencia renal y tratamiento con inmunosupresores como tenía nuestro paciente.
El diagnóstico se realiza mediante la identificación del hongo en el examen directo al microscopio, estudio histológico y cultivo microbiológico. Siempre es importante descartar en compromiso pulmonar y SNC.
En cuanto al tratamiento según la guía para el manejo de la enfermedad criptocócica: actualización de 2010, sugiere que la infección diseminada reciba terapia de inducción con anfotericina mas flucitosina por 2 semanas y luego fluconazol como consolidación, durante al menos 6 a 12 meses; mientras que la infección primaria de piel por inoculación directa puede ser tratada solo con fluconazol durante 6 a 12 meses.
Dada la continua aparición de infección por C. gattii, es importante conocer la posibilidad de afectación cutánea por este y su diagnóstico debe ser considerado en cualquier paciente que presente lesiones cutáneas con o sin síntomas sistémicos.