Introducción:
Según el UNAIDS Data,37700000 personas vivían con VIH en 2020, con aumento progresivo de mayores de 50 años. Los mismos presentan mayor frecuencia de comorbilidades, que ocurren 10 años antes que en personas sin VIH. El mamejo clínico de estos pacientes en la vida real, y la intención de mejorarlo, han motivado este trabajo.
Objetivos:
Caracterizar la población que vive con VIH mayor de 50 años que se atiende en 2 centros de Argentina. Describir las medidas de prevención y el control de comorbilidades no-SIDA en la práctica clínica.
Materiales y Métodos:
Estudio descriptivo; observacional, transversal; con recolección de datos retrospectiva. Se analizaron historias clínicas de pacientes de cualquier género que se atendieran en forma ambulatoria, con última consulta entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2022.
Resultados:
Se analizaron 85 casos. El 54,1% era cis-varón. La edad media fue de 64,2 años. El 92,9% tenía al menos una comorbilidad no-SIDA: la hipertensión arterial y la dislipemia fueron las más frecuentes. 20,0% tenían VHB y 12,9% VHC. 42,3% eran tabaquistas.La media de años con VIH fue de 18,6; el 77,6% tenía menos de 50 copias/ml de carga viral y el 57,6% más de 500 linfocitos CD4/mm3. El 89,4% eran adherentes al tratamiento antirretroviral, 88% realizaban terapia triple. Los Inhibidores nucleosídicos de la transcriptasa reversa y los Inhibidores de integrasa fueron los más usados. El promedio de fármacos no antirretrovirales fue de 3; el 27,3% tenía polifarmacia y el 43,8% tenía potenciales interacciones con antirretrovirales. El 85,8% tenía control de carga viral reciente, el 44,7% inmunizaciones completas. Se calculó para este trabajo el riesgo cardiovascular, resultando mayor al 10% en el 65,8% de los casos; el 35,7% de éstos usaba Abacavir como parte del esquema. 50,5% usaban tenofovir, de éstos el 13,9% tenían filtrado glomerular menor a 60ml/min. Más del 80% tenían controles de glicemia, lípidos y función renal anuales. El 20% tenían una densitometría ósea, de los cuales 76,4% tenían al menos osteopenia. El 15,2% tenían síntomas cognitivos; se realizaron intervenciones (VDRL, neuroimagen, analisis de LCR, carga viral o cambio de antirretrovirales) en forma incompleta en la mayoría de los casos. De estos pacientes, el 22,3% llevaban Efavírenz como parte del equema. Se realizó cribaje de cáncer de mama, cérvix, próstata y colon en el 44,4%, 38,8%, 22,9% y 3,5% respectivamente.
Discusión / Conclusiones:
Se observó una población de personas con VIH mayores de 50 años con múltiples comorbilidades, elevada frecuencia de polifarmacia y alto riesgo cardiovascular. Reforzar los controles clínicos e identificar a quienes se beneficiarían del cambio de antirretrovirales es un reto que tiene sentido asumir para mejorar la calidad de vida de las personas.