La lepra es una enfermedad producida por Mycobacterium leprae, que afecta sobre todo a zonas pobres del medio rural de países en vías de desarrollo. Su incidencia ha descendido en todo el mundo y la transmisión se realiza de forma directa de persona a persona, sin embargo, incluso después del contacto con la bacteria, la mayoría no llegan a desarrollar la enfermedad. La misma se manifiesta por lesiones dérmicas y del sistema nervioso periférico, fundamentalmente, en formas clínicas indeterminadas, tuberculoides, lepromatosas e intermedias.
El diagnóstico se realiza mediante la visualización microscópica de los extendidos coloreados con Ziehl Neelsen y/o biología molecular.
Es una infección granulomatosa crónica que afecta, preferentemente, a los tejidos superficiales y los nervios periféricos del hombre. Su diagnóstico es sencillo si se piensa en ella, y su curación es posible si se diagnostica de forma precoz y se trata de manera correcta, si no es así, puede causar graves lesiones y mutilaciones, deformidades que han producido el rechazo de estos enfermos en todas las sociedades desde tiempos bíblicos.
La lepra es una enfermedad de declaración obligatoria, con muy baja incidencia en nuestro país (menos de 300 casos nuevos por año).
El tratamiento se basa en la poliquimioterapia que consta de dos regímenes: uno para casos multibacilares y otro para casos paucibacilares.
Caso clínico
Paciente de sexo masculino de 51 años de edad, trabajador golondrina en cosecha de ajo en el norte del país, sin antecedentes patológicos conocidos. Consulta en el mes de abril de 2021 por lesiones tipo placas eritemato-parduscas, anulares, algunas ovaladas, otras en diana diseminadas en todo el tegumento, de un año y medio de evolución.
Se le realizo biopsia de piel para cultivo de gérmenes comunes, hongos y búsqueda de BAAR, donde se observaron de 1 a 10 BAAR por campo en 50 campos microscópicos recorridos, siendo los cultivos negativos.
Se confirmó el diagnostico presuntivo de lepra dimorfa y se instauro tratamiento ambulatorio.
Frente a esto destacamos la importancia de un diagnostico certero, lo que incluye la sospecha clínica, la correcta toma de las muestras y el procesamiento de las mismas, por otro lado, el estudio de los contactos y la instauración de un tratamiento eficaz a tiempo, así como el seguimiento de los pacientes a largo plazo luego de haberlo completado.