Introducción
La proporción de nuevos diagnósticos de infección por VIH en adultos mayores está en constante aumento y constituye un problema de salud pública. Estos pacientes tienen características clínicas que los diferencian de los individuos más jóvenes y los transforman en una población vulnerable. No obstante, hay limitados datos sobre la cascada de atención para este grupo etario.
Métodos
Todos los adultos mayores (≥50 años) con un nuevo diagnóstico de infección por VIH en nuestro centro desde 2002 a 2014 fueron incluidos en este estudio retrospectivo.
Calculamos la proporción de pacientes que fueron vinculados a la atención médica y retenidos en el cuidado. Adicionalmente evaluamos la proporción de individuos que iniciaron tratamiento antirretroviral de acuerdo a las recomendaciones de la OMS para cada año analizado y alcanzaron la supresión virológica.
Se definió “pérdida de seguimiento” como el no haber concurrido a ninguna visita médica en el primer año luego del diagnóstico de infección por VIH. Los pacientes “vinculados a la atención médica” tuvieron al menos una consulta el primer año luego del diagnóstico, y los pacientes “retenidos en cuidado” fueron aquellos con dos o más visitas separadas por ≥ 90 días en igual período de tiempo.
Evaluamos la proporción de pacientes que se presentaron al cuidado con enfermedad avanzada (Estadio IV OMS o recuento basal de CD4
Resultados
Desde enero 2002 a Diciembre 2014, 1239 pacientes tuvieron un nuevo diagnóstico de infección por VIH, de los cuáles 218 (17.6%) eran adultos mayores. El 53% de estos individuos tenía criterios de enfermedad avanzada y el 32% estaba hospitalizado al momento del diagnóstico.
La mayoría de los adultos mayores (93.1%) fueron vinculados a la atención médica; 11 de ellos (5%) murieron antes del año de seguimiento por causas relacionadas al VIH/SIDA, y el 65.6% fue retenido en cuidado. De los 123 pacientes que iniciaron tratamiento antiviral, 94 (76.4%) alcanzaron la supresión virológica.
El 30.4% de los individuos no se vinculó a la atención médica. La probabilidad de pérdida de seguimiento fue mayor para los hombres que tienen sexo con hombres [OR 2.65 (RIC: 1.21 a 5.78)] que para los pacientes heterosexuales. Por el contrario, aquellos sujetos diagnosticados en estadio SIDA [OR 0.39 (RIC: 0.21 a 0.76) y los pacientes en tratamiento [OR 0.21(RIC: 0.06 a 0.73) tuvieron menos probabilidad de perderse del seguimiento.
La edad, el sexo, y el nivel de escolaridad no se asociaron con la pérdida de seguimiento en esta cohorte.
Conclusión
Este estudio resalta la necesidad de nuevas estrategias destinadas a favorecer el diagnostico oportuno en los adultos mayores y de desarrollar intervenciones para prevenir la pérdida de seguimiento en este grupo etario