Introducción:
Las infecciones por enterobacterias productoras de carbapenemasas (EPC) son un problema global debido a las escasas opciones terapéuticas. Estas son más frecuentes en adultos mayores, ya que presentan intrínsecamente factores predisponentes. Es bien conocida la prevalencia de su portación en internados, los factores de riesgo y la predictibilidad que implica para el desarrollo de infecciones por estos microorganismos. Sin embargo, no disponemos de datos provenientes de instituciones geriátricas.
Objetivos:
Determinar la tasa de portación de EPC en adultos mayores internados en instituciones geriátricas, así como también establecer factores de riesgo asociados a la adquisición de la misma.
Materiales y métodos:
Estudio prospectivo y analítico que incluyó mayores de 60 años internados en 6 geriátricos (G1 a G6) de la Ciudad de Buenos Aires, entre diciembre de 2018 y marzo de 2019. Ninguno contaba con políticas restrictivas de admisión, aislamiento o pesquisa de EPC. Tampoco brindaban atención a pacientes en asistencia respiratoria. A todos los pacientes se les tomaron hisopados de vigilancia de EPC a nivel axilar, inguinal y perianal. La detección bacteriana y los antibiogramas se realizaron bajo las normas del CLSI. Los positivos fueron confirmados por métodos moleculares (PCR). Se relevaron antecedentes clínicos y epidemiológicos relacionados a posibles factores vinculados a la colonización. Se usó estadística descriptiva, U de Mann Whitney o Chi2 según correspondiera, y para el análisis multivariado, regresión logística. Se consideró significativa una p<0.05. El análisis estadístico se realizó con SPSS.
Resultados:
Se incluyeron 205 pacientes (G1 12.7%, G2 24.4%, G3 14.6%, G4 11.7%, G5 15.6% y G6 21%). El 77.1% fueron mujeres, la mediana de edad fue 87 años (RIC 11) y la mediana de institucionalización fue de 26 meses (RIC 39.8). La mediana de auto validez (Score de Katz) fue 2 (RIC 2) y de comorbilidades (Score de Charlson) fue 5 (RIC 2). El 17.1% había presentado ingreso hospitalario en el año previo y el 9.8% había recibido antimicrobianos (ATM) el mes anterior. Un paciente tuvo infección previa por EPC (no presentando hisopados positivos ni siendo conviviente de los pacientes colonizados) y uno por bacterias productoras de blaBLEE. La prevalencia de la portación de EPC fue 1.46% (n=3). Los colonizados provenían de dos instituciones (G2, tasa 2% y G6, tasa 4.5%). Ninguno había compartido habitación. Asimismo, sus convivientes no presentaron hisopados positivos. Al analizar factores de riesgo posiblemente asociados a la portación de EPC, sólo el uso de ATM sistémicos el mes previo se asoció de manera significativa (ORajustado 2.9, IC95% 1.3-273.7, p=0.031).
Conclusiones:
En nuestro estudio, se observó una tasa de portación de EPC cercana al 1.5%. Este dato resulta inédito considerando la ausencia de experiencias similares. Asimismo, el uso de ATM sistémicos se asoció de manera significativa a esta condición. Por lo tanto, resulta fundamental el seguimiento de esta población, para poder obtener información que nos permita generar directrices sobre el manejo de pacientes colonizados por EPC en estas instituciones.