Introducción:
Los receptores de células progenitoras hematopoyéticas (CPH) experimentan en aproximadamente el 20% de los casos al menos un episodio de bacteriemia luego del trasplante, antes y después del engraftment. Las infecciones por microorganismos resistentes (MOR) en esta población representan un desafío que impacta en el uso de esquemas de tratamiento empíricos de mayor espectro.
La implementación de cultivos de vigilancia en forma sistemática para la búsqueda de colonización por MOR tendría un rol si predijera en estos pacientes el agente etiológico de la bacteriemia. Algunos estudios establecen que la positividad de los cultivos de vigilancia es un factor de riesgo para el desarrollo de bacteriemia, aunque la evidencia es escasa.
Objetivo:
Analizar la relación entre los aislamientos en cultivos de vigilancia y hemocultivos en el primer evento de neutropenia febril en receptores de CPH.
Materiales y métodos:
Cohorte retrospectiva. Se incluyeron pacientes mayores de 16 años trasplantados de médula ósea que presentaron un primer evento de neutropenia febril en la internación correspondiente al trasplante entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de agosto de 2018.
Se incluyó el primer evento de neutropenia febril con sus respectivos aislamientos en hemocultivos y los cultivos de vigilancia previos al evento.
Resultados:
Se analizaron 183 pacientes trasplantados de médula ósea. Las patologías que motivaron el trasplante fueron mieloma múltiple (33%), leucemias (32%), linfomas (25%), y otras (10%). Setenta y seis de los trasplantes fueron alogénicos.
El 29% de los pacientes tuvieron bacteriemia durante el primer evento de neutropenia febril, con similar porcentaje entre los pacientes con hisopados de vigilancia positivos y los que no (29%).
41 pacientes de 183 (22,4%) tenían hisopados de vigilancia positivos previos al evento. De estos últimos, se constató bacteriemia por MOR en siete casos, encontrando en cuatro de éstos la misma bacteria tanto en vigilancia como en hemocultivos. Tres fueron enterobacterias productoras de BLEE y uno SAMR.
Dentro de la población con hisopados de vigilancia negativos (142/183), tres presentaron bacteriemia por MOR.
Se evidenció un porcentaje similar de bacteriemias tanto en los pacientes que estaban colonizados (29%) como en quienes no lo estaban (28.8%).
Los pacientes colonizados presentaron un 10% de riesgo de presentar bacteriemia por el MOR aislado en vigilancia. Estos pacientes presentaban un 22% de mucositis severa y un 15% habían realizado irradiación corporal total.
Conclusiones:
La asociación entre los aislamientos en los cultivos de vigilancia y los hemocultivos en el primer evento de neutropenia febril en receptores de células progenitoras hematopoyéticas es baja. Si bien encontramos un mayor riesgo de presentar bacteriemia por MOR en aquellos pacientes colonizados solo cuatro aislamientos coincidieron; por lo tanto el impacto para incidir en la modificación de los tratamientos empíricos no puede establecerse aún, teniendo en cuenta también las características de la población estudiada.