Introducción
La Toxoplasmosis congénita constituye un desafío en la práctica asistencial dada la dificultad de interpretación de los resultados de laboratorio, la disponibilidad de tratamientos efectivos y la necesidad de seguimiento a largo plazo.
Objetivos
Establecer la incidencia de toxoplasmosis aguda en embarazadas
Establecer a incidencia de toxoplasmosis congénita en nuestro medio
Materiales y métodos
Estudio descriptivo, retrospectivo, realizado a partir de datos de laboratorio e historias clínicas de pacientes atendidos durante 2018 y 2019 en nuestra institución.
La evaluación serológica materna se realizó a través de IgG IgM y Test de avidez (ELFA). Se analizaron únicamente las muestras de IgG con IgM positiva. Se clasificaron los resultados en: Toxoplasmosis aguda (Viraje de IgG de negativo a positivo), Toxoplasmosis probablemente aguda (IgG e IgM positiva con Test de Avidez débil), Toxoplasmosis incorrectamente estudiada (IgG e IgM positiva luego de semana 20) Toxoplasmosis pasada (IgG e IgM positiva con Test de Avidez fuerte antes de semana 20)
Los niños fueron evaluados con IgG, IgM y estudios complementarios pertinentes.
Resultados
Sobre un total de 10823 embarazadas evaluadas, 81 pacientes presentaron IgG con IgM positiva. Dos pacientes presentaron seroconversión y 33 pacientes fueron clasificadas como Toxoplasmosis probablemente aguda (3.2 por mil); 25 pacientes fueron incorrectamente estudiadas por concurrir tardíamente a la consulta; 21 pacientes fueron interpretadas como Toxoplasmosis pasada. Ninguna paciente presentó síntomas. 26 (74%) pacientes recibieron tratamiento.
Sobre un total de 10701 nacidos vivos, se realizó el diagnóstico de 7 pacientes con toxoplasmosis congénita (6.5 por 10.000). Los siete pacientes iniciaron tratamiento. Cinco (71%) lo completaron.
Conclusión
La incidencia de infección aguda en embarazadas del presente trabajo es menor a la reportada en la literatura (1.1 a 0.6%).
La incidencia de toxoplasmosis congénita de nuestro trabajo es mayor a la reportada en la literatura europea (5.3 en 100.000) y más cercana a la brasilera (8 en 10.000 nacidos vivos), podría llegar a explicarse por la distinta virulencia de las cepas circulantes en la región o por diferencias en los sistemas pesquisa.
Estos datos plantean la necesidad de evaluar estudios prospectivos ampliados que corroboren la incidencia real de la toxoplasmosis congénita en nuestro país, para poder desarrollar una estrategia de prevención en función del riesgo.