INTRODUCCION:
Las personas con ITBL (infección latente por bacilo de la tuberculosis) infectadas por VIH tienen un alto riesgo de reactivación de TB. La terapia preventiva (TP) y el inicio temprano de la TARV previenen la progresión de ITBL a TB activa. A pesar de directrices que promueven la TP existe poco interés para su implementación. Reportamos una elevada frecuencia de TB en la cohorte de pacientes infectados por VIH atendidos en nuestro hospital por lo que decidimos implementar un algoritmo adaptado de la OPS de terapia preventiva con isoniazida (TPI).
OBJETIVOS:
Describir la experiencia de incorporación de TPI como parte del paquete de medidas brindadas a pacientes infectados con VIH.
MATERIALES Y MÉTODOS:
Estudio observacional descriptivo retrospectivo. Se indicó TPI a pacientes mayores de edad, VIH positivos al inicio de la TARV, independientemente del valor de CD4 y resultado de PPD. Se incluyeron los pacientes naives y aquellos experimentados con más de 6 meses de abandono de la TARV. Se excluyeron embarazadas, pacientes con antecedentes de tuberculosis o con contraindicaciones al uso de isoniacida (INH). Los pacientes sintomáticos, se estudiaron previamente en busca de TB activa. Se solicito PPD a todos los pacientes. La dosis de INH fue de 300mg/día. Se realizaron controles clínicos y de laboratorio durante el tratamiento. Se colectaron datos clínicos y epidemiológicos, frecuencia de alcoholismo y coinfecciones, nivel de CD4 y presencia de síntomas o eventos oportunistas previos. Se consideró tratamiento completo a aquellos que cumplieron al menos 6 meses con INH.
RESULTADOS:
Se revisaron las historias clínicas de 50 pacientes, 26 (52%) de sexo femenino y 24 (48%) masculino. La mediana de edad fue de 37.5 años y de CD4 de 215 cel/mm. Al inicio de la TPI 25 (50%) eran naives y 25 (50%) experimentados respecto a la TARV. Observamos consumo de alcohol en 15 (30%) pacientes, coinfección con hepatitis B en 2 (4%) y con hepatitis C en 3 (6%). La PPD fue positiva en 3 pacientes (6%), negativo en 20 (40%) y desconocida en 27(54%). Al iniciar TPI, 17 pacientes (34%) se encontraban sintomáticos y 15 (30%) con enfermedades oportunistas. 25 (50%) tenían CD4 menor a 200 cel/mm3. Completaron tratamiento 31 pacientes (62%), abandonaron 11 (22%) y suspendieron por efectos adversos 5 (10%) (2 casos de toxidermia, 2 de hepatotoxicidad y 1 de intolerancia digestiva). 1 paciente suspendió al confirmarse TB activa previa a iniciar TPI. Hubo 2 casos perdidos. No se reportaron fallecimientos ni casos de TB activa luego de iniciar TPI.
CONCLUSIONES:
Hasta donde conocemos es la primer experiencia en Argentina de intento de desarrollar un programa de TPI en pacientes infectados por VIH. En la población estudiada la TPI fue en general bien tolerada y aceptada no habiéndose observado SIRS ni reacciones adversas serias. La tasa de finalización del 62% fue superior a la reportada por otros centros. Nuestros datos, así como los reportados a nivel internacional, deberían ser analizados por los “tomadores de decisión” para una mayor implementación de programas de TP atendiendo a los riesgos de desarrollo de TB según las prevalencias locales.