En el marco de IAS 2019 nos encontramos con un montón de personas que hace años trabajan para dar respuesta al VIH desde y para América Latina. Hoy, te presentamos a Marcela Romero, de Argentina.
Ella forma parte de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina (ATTTA), una organización que trabaja para garantizar el acceso de la población trans de Argentina a la salud integral, trabajo, educación, justicia y vivienda. Conoce su historia.
¿Por qué elegiste dedicarte al activismo?
En el caso de las personas trans, estar dentro de un espacio en el que nos podemos formar y fortalecernos para enfrentar el estigma y la discriminación, es lo mejor. En mi caso, a mí empoderarme y fortalecerme me enseñó a poder enfrentar el estigma y la discriminación, poder multiplicar las buenas experiencias en el activismo, y poder fortalecer a mis compañeras.
¿Por qué eliges hacerlo en tu país?
Vivo en Argentina, toda mi construcción como mujer trans la viví en Argentina. La discriminación y la represión policial y todo lo que es la exclusión social la viví desde mi niñez y adolescencia en Argentina. Como activista, lo que hago es generar cambios legislativos que puedan cambiar y mejorar la calidad de vida de las personas trans.
¿Cuál crees que fue tu mayor logro?
Mi mayor aporte es estar en los espacios de toma de decisión, poder poner en las mesas de debate la situación de la población trans y generar políticas públicas que mejoren la calidad de vida de las personas trans en Argentina y Latinoamérica.
¿Cuál es tu deseo a futuro?
Mi deseo es que las personas trans puedan estar dentro de la agenda política, que realmente los programas que haya de inclusión y de contención para las personas trans se trabaje desde la niñez y la adolescencia. Es necesario que las personas trans del mundo podamos estar en la agenda política. Me parece que cuando un niño, cualquier niño o niña trans, pueda recibir políticas públicas y pueda acceder a la educación y a todos los beneficios como cualquier ciudadano, vamos a poder tener una población trans que esté en todos los espacios sociales. Esto haría que disminuya la violencia institucional, familiar. Los derechos hoy están pero no se cumplen, y a veces, en el caso de las personas trans, las familias no tienen información, nos ven como un problema. Así se generan conflictos en la familia y sucede que muchas personas trans a los 14 o 15 años se van de la casa. Eso creo no puede pasar, la familia tiene que estar conteniendo y sosteniendo, y el Estado acompañando.