Dra. Claudia Frola y Lic. Virginia Zalazar
Área de investigación de Fundación Huésped
Durante el transcurso de esta plenaria se abordaron las diferentes barreras y facilitadores en la atención de la población transgénero y su situación actual con respecto a la infección por VIH.
Erin Wilson (PhD), del Departamento de Salud Pública de San Francisco (Estados Unidos), presentó las principales lecciones aprendidas desde la epidemiología y la implementación de intervenciones en mujeres transgénero (MT) en su ciudad. En una gráfica resumió las altas cifras de VIH en diferentes países en esta población durante el periodo 2000-2011 y señaló una prevalencia en su ciudad de un 40%.
Así mismo, en lo que respecta a la adherencia en el tratamiento antirretroviral (TARV) en MT en Estados Unidos, se observa un menor porcentaje de la misma con respecto a la población general (78,4% vs 87,4%). De estos mismos datos se desprende que este grupo además alcanza una menor supresión virológica (50,8% vs 61,4%).
Con el objetivo de llegar a la meta 90-90-90 y a través de la implementación en 2010 de una política de oferta de TARV desde el momento del diagnóstico, la Dra. Wilson destacó los resultados del estudio TEACH. En el mismo se observa un aumento en la retención, inicio de TARV y supresión virológica entre los años 2010, 2013 y 2016, con porcentajes finales en MT de 90-81-65. Esto plantea el interrogante de si el acceso al tratamiento de VIH y los servicios de salud trans son suficientes por sí mismos para cerrar la brecha en lo que respecta a esta cascada. En este sentido, existe evidencia que la mayor parte de las MT se mantienen en retención en la atención de VIH cuando el mismo se encuentra ligado a otro servicio de salud, específicamente la terapia de reemplazo hormonal (TRH). Esto se ve cuantificado en mejoras de los resultados de supresión virológica con una carga viral indetectable sin TRH en un 29,6%, vs 70,4% con TRH (Baguso, 2016).
Por otra parte la Dra. Wilson presentó la experiencia de la implementación de un programa nacional para incentivar el cuidado de la salud en MT que pertenecían a minorías raciales/étnicas. Se encontraron barreras estructurales, sistémicas e interpersonales que incluían vivienda precaria, trabajo sexual, bajo nivel educativo y de ingresos, estigma y discriminación en todas estas áreas, principalmente en el área de la salud, etc. Como respuesta a estos resultados se diseñó un servicio que incluía en el mismo espacio acceso al TARV, navegadores pares, psicoterapia, asistencia social y actividades comunitarias, entre otras.
La segunda exposición estuvo a cargo de Gail Knudson (MD), Presidenta de la Asociación Mundial de Profesionales para la Salud Transgénero (WPATH por sus siglas en inglés), quién se refirió a los esfuerzos de dicha asociación para la despatologización de la identidad trans en los manuales diagnósticos de salud mental (DSM-V y CEI-11). Además comentó sobre los programas educativos dirigidos a estudiantes y profesionales de la salud, basados en sus guías de estándar de cuidado en población transgénero, utilizadas como referencias en todo el mundo. Los cursos disponibles en WPATH se desarrollan en dos fases: desarrollo de competencia y entrenamiento de capacitadores. Próximamente se adaptarán a los diferentes contextos de República Dominicana, Brasil y Argentina. Es de destacar que el próximo encuentro de esta asociación internacional se llevará a cabo en noviembre del corriente año en Buenos Aires, Argentina. Por último hizo mención a una serie publicada recientemente sobre la temática, por The Lancet.
El Dr. Asa Radix (MD, MPH), Director de Investigación y Educación del Callen-Lorde Community Health Center de New York, realizó la tercera presentación sobre terapias de afirmación de género y su implicancia en la adherencia al TARV.
Si bien explicó que no todas las personas transgénero recurren a todos los procedimientos disponibles para afirmación de su identidad, la TRH es uno de las más requeridas. Existen muchas guías para el seguimiento médico de la TRH, basada en las directrices anteriormente mencionadas de WPATH. Es importante mencionar que la TRH supervisada ha demostrado que además de lograr los cambios físicos deseados, puede aumentar la calidad de vida; reducir el estrés percibido, la ansiedad y la depresión; mejorar el funcionamiento social y sexual; y reducir los niveles de cortisol (Gorin-Larzard, et al., 2012, Constantino et al., 2013, Colizzi et al, 2013).
El expositor señaló que las MT priorizan los procedimientos de transición sobre el TARV y que la TRH puede jugar un importante rol como motivador para una mayor adherencia. Los principales datos disponibles sobre interacciones medicamentosas entre el TARV y la TRH se extrapolan de las investigaciones con el uso de anticonceptivos orales, principalmente sobre estrógenos. Por este motivo la TRH debe ser supervisada por profesionales de la salud idóneos, cuando se dan en conjunto con el TARV, particularmente en esquemas basados en inhibidores de la proteasa.
La última presentación estuvo a cargo de la Dra. Tonia Poteat (MPh) de la Universidad John Hopkins, quién expuso la importancia de conectar la atención clínica de personas trans con la investigación, en particular en el diseño e implementación de cohortes para identificar complicaciones a largo plazo.
La Dra. Poteat se refirió a las múltiples co-morbilidades que se superponen en la población transgénero independientemente de su serología para VIH, como problemas de salud mental, uso de drogas, infección en el sitio de aplicación de siliconas industriales y problemas cardiovasculares. Con respecto a esto último, en MT con VIH, el uso de TRH junto con la inflamación crónica propia de la infección, conlleva un mayor riesgo de eventos cardiovasculares. Es por esto que es necesario profundizar el conocimiento de la dinámica de asociación de estas variables, para planificar estrategias de prevención, a través del seguimiento de cohortes. La expositora mencionó las diferentes cohortes presentes a nivel mundial de pacientes con VIH, como la regional de Caribe, Centro y Sudamérica (CCASAnet) y la norteamericana (NA-ACCORD). En esta última se realizó una encuesta a los investigadores principales en la cual el 70% refirió que disponía de datos para su reporte de población transgénero. Actualmente por este medio se encuentra en desarrollo la cohorte denominada Cohorte Colaborativa Norteamericana de SIDA en Transgénero (NA-TRACC).