El uso de medicamentos antirretrovirales en individuos VIH negativos como estrategia preventiva (PrEP) ha cobrado fuerza en los últimos años. Esta estrategia en especial está orientada a las poblaciones más vulnerables y expuestas a la infección, como los hombres que tienen sexo con hombres (HSH). La evidencia científica en favor de la PrEP en esta población continúa incrementándose y algunos datos actuales significativos fueron presentados en diversas sesiones que tuvieron lugar entre las jornadas del martes 24 y el miércoles 25, en la 22° Conferencia Internacional de SIDA.
Los resultados obtenidos de una cohorte de HSH de los Estados Unidos contribuyen al debate acerca de la relevancia de poner a disposición de los sujetos una variedad de estrategias preventivas a partir de las cuales puedan seleccionar aquella que se ajuste a cada circunstancia y situación particular en sus vidas. En este sentido, la cohorte estuvo compuesta por HSH que habían tomado PrEP pero luego habían cesado, por lo que habían podido ser evaluados antes, durante y después de la misma. Los resultados arrojan un incremento tanto del sexo anal sin condón como de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) durante el uso de PrEP. Sin embargo, durante la etapa posterior al uso de PrEP ambos valores se reducen significativamente a un valor inferior a la etapa anterior. Esto significa que aquellos HSH que habían utilizado PrEP utilizaban más el condón antes y en consecuencia, evidenciaban menor prevalencia de ITS que antes del inicio de consumo de PrEP (con una reducción del 7 al 2%).
El incremento de la prevalencia de ITS durante el uso de PrEP en HSH (del 7 al 10%) lleva a preguntarnos si esta estrategia y la exposición que implica continúan valiendo la pena. Otro conjunto de evidencia presentado en la Conferencia permite inclinarnos nuevamente hacia una respuesta positiva. Evidencia recabada en otra cohorte de HSH de los Estados Unidos arrojó 4 perfiles de consumo de sustancias en esta población: consumo compulsivo de alcohol, consumo compulsivo de alcohol y drogas prescriptas, bajo uso de sustancias y elevado uso de sustancias. Estos últimos habían tenidos significativamente más sexo anal sin condón y más prevalencia de ITSs (clamidia y gonorrea), respecto de los otros tres grupos, lo que incrementa su exposición al VIH. Aquellos HSH con este tipo de perfil (elevado consumo de sustancias) se configuran como buenos candidatos para recibir PrEP ya que la promesa de ésta de evitar la adquisición del VIH compensa altamente el incremento potencial de casos de ITS.
En conclusión, los investigadores concuerdan en las ventajas de proveer a los sujetos de un conjunto de estrategias preventivas en lugar de enfocarse en una única, como es el uso del condón. Esta “caja de herramientas preventivas” brinda dos posibilidades. En primer lugar, identificar cual es la más apropiada, ajustada y efectiva para cada perfil de sujeto o que sujetos podrían beneficiarse más de una que de otras. En segundo lugar, ofrecer una variedad a partir de la cual los sujetos puedan seleccionar aquella que se adecue a momentos específicos de sus vidas en lugar de proponer una estrategia para todo momento y ocasión. En particular, los sujetos podrían sentirse más a gusto utilizando PrEP en períodos en los que no poseen pareja estable, mientras que pueden optar por usar condón únicamente una vez que se establecen en pareja de largo plazo. Pero incluso en que aquellos casos en que los sujetos han cesado de utilizar PrEP la evidencia muestra sus efectos positivos, con una reducción del sexo anal sin protección y de la prevalencia de ITS respecto de niveles previos a la PrEP.