En las últimas décadas, investigadores han vinculado los alimentos y bebidas ultraprocesados con diversas enfermedades crónicas y problemas de salud. Sin embargo, a pesar de estas evidencias, su consumo ha aumentado globalmente.
Nuevos estudios han comenzado a explicar por qué reducir el consumo de estos alimentos resulta tan difícil. Al provocar antojos intensos, pérdida de control y síntomas de abstinencia, los alimentos ultraprocesados parecen desencadenar una adicción comparable a la del tabaco o el alcohol. Según un estudio, alimentos como el chocolate, la pizza, las papas fritas y los refrescos son especialmente adictivos debido a su contenido elevado de carbohidratos refinados, grasas o sal. Además, los ultraprocesados se producen en masa, con aditivos y conservantes que los hacen altamente gratificantes y difíciles de resistir.
El 14% de los adultos y el 12% de los niños muestran signos clínicos de adicción a los ultraprocesados, similares a las tasas de adicción al alcohol o tabaco, según indica una revisión. Aunque muchas personas no cumplen todos los criterios de esta adicción, experimentan antojos o pérdida de control, lo que contribuye a una ingesta excesiva de calorías, azúcar, grasa y sodio, con un impacto negativo en la salud pública. Por ello, profesionales de la salud piden su regulación, tal como el tabaco y el acohol.