Puede parecer relajante: una copa de vino durante un vuelo ayudará a descansar y pasar mejor las horas que se debe permanecer sentado y rodeado por personas en el avión. Pero no, un estudio publicado en la revista Thorax, realizado en 48 voluntarios de ambos sexos, sugiere que beber alcohol en un vuelo de larga distancia reduce la calidad del sueño, desafía al sistema cardiovascular y conduce a una hipoxemia prolongada, lo cual podría ser especialmente peligroso en viajeros de edad avanzada o con enfermedades cardiacas o pulmonares.
Para realizarlo, los investigadores recrearon la hipoxemia hipobárica que se experimenta en una cabina de avión (presurizaron una cámara para mantener un nivel de oxígeno equivalente a una altura de 2438 metros). Cuando las personas participantes bebieron un promedio de 114 ml de vodka antes de dormir cuatro horas, se redujo de manera significativa la saturación parcial de oxígeno a una mediana de 85,32% y aumentó la frecuencia cardiaca a una mediana de 87,73 latidos por minutos durante el sueño, mientras que el sueño profundo (N3) se extendió solo 46,5 minutos. En comparación, cuando durmieron en esas mismas condiciones sin haber ingerido alcohol, las medianas respectivas fueron 88,07%, 72,90 latidos por minuto y 84,0 minutos de sueño profundo. Con el alcohol también cayó el sueño de movimientos oculares rápidos.