Un estudio británico difundido en The Lancet Neurology, basado en una revisión de 332 artículos publicados entre 1968 y 2023, advierte sobre los posibles efectos sustanciales del cambio climático en las enfermedades neurológicas. Entre otros factores, destaca por ejemplo que los calores extremos afectan la calidad del sueño, pueden alterar la capacidad de termorregulación del cuerpo, desencadenando o agravando cuadros preexistentes, desde ictus isquémico hasta enfermedad de Alzheimer.
Además, sostiene que “hacer inferencias sobre el efecto del cambio climático en las enfermedades neurológicas y psiquiátricas es un desafío debido a la escasez general de datos, los diferentes métodos de estudio, la escasez de detalles sobre los subtipos de enfermedades, y la poca consideración del efecto de la genética individual y poblacional”. Y advierte: “Pocos estudios proyectan los efectos futuros del cambio climático en la salud del cerebro, lo que obstaculiza el desarrollo de políticas. Se necesitan con urgencia estudios sólidos sobre las amenazas del cambio climático para las personas que padecen o corren el riesgo de desarrollar trastornos del sistema nervioso”.