Un estudio de las universidades de York y East Anglia (Reino Unido), publicado en PNAS, analiza cómo la falta de sueño afecta la capacidad del cerebro para suprimir recuerdos intrusivos, lo que podría contribuir a trastornos como la ansiedad, la depresión y el PTSD.
Los investigadores estudiaron a 85 adultos jóvenes (30 hombres y 55 mujeres) en un laboratorio del sueño. A 43 participantes se les privó de sueño durante una noche, mientras que el resto durmió normalmente. Luego, se les pidió recordar o suprimir recuerdos negativos asociados a imágenes previamente vistas, mientras su actividad cerebral era analizada con resonancia magnética funcional (fMRI).
Los resultados mostraron que quienes no durmieron tuvieron menor activación en la corteza prefrontal dorsolateral derecha, región clave en la regulación emocional y el control de pensamientos intrusivos. En contraste, los participantes bien descansados mostraron mayor actividad en esta área y menor actividad en el hipocampo, lo que sugiere una mejor capacidad para suprimir recuerdos no deseados.
Los investigadores concluyen que la privación del sueño dificulta la supresión de pensamientos intrusivos, lo que podría aumentar el riesgo de trastornos del estado de ánimo. El uso de neuroimágenes permitió una visión más profunda de cómo la falta de sueño puede afectar la salud mental.
El estudio también sugiere que el sueño de movimientos oculares rápidos (REM), donde ocurren los sueños, puede ser crucial para la “limpieza” del cerebro, ya que ayuda a mantener la capacidad de bloquear recuerdos y pensamientos no deseados.