El parto planificado a las 38 semanas en mujeres con hipertensión crónica o gestacional reduce en un 26% el riesgo de preeclampsia, sin afectar la salud neonatal ni aumentar otros riesgos maternos, según el estudio aleatorizado WILL realizado en el Reino Unido con 403 participantes, con una edad promedio de 30 años. La hipertensión complica el 7% de los embarazos, y las guías sugieren partos programados a las 37-38 semanas. El estudio concluye que adelantar el parto puede ser beneficioso para las madres sin perjudicar a los bebés.