Un estudio respaldado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos muestra que el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, puede dañar el corazón sin infectar directamente el tejido cardíaco.
La investigación, publicada en la revista Circulation, examinó específicamente el daño en los corazones de personas con síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) asociado al SARS-CoV-2, una condición pulmonar grave que puede ser fatal. Sin embargo, los investigadores señalaron que los hallazgos podrían tener relevancia para órganos más allá del corazón y también para virus distintos al SARS-CoV-2.
Los investigadores analizaron muestras de tejido cardíaco de 21 pacientes que murieron a causa de un SDRA asociado al SARS-CoV-2 y las compararon con muestras de 33 pacientes que murieron por causas no relacionadas con el COVID-19. También infectaron ratones con SARS-CoV-2 para observar qué sucedía con los macrófagos después de la infección. Tanto en humanos como en ratones, encontraron que la infección por SARS-CoV-2 aumentaba el número total de macrófagos cardíacos y también los hacía cambiar de su rutina normal y volverse inflamatorios.
“Lo que este estudio muestra es que después de una infección por COVID, el sistema inmunológico puede infligir daño remoto en otros órganos al desencadenar una inflamación grave en todo el cuerpo, y esto se suma al daño que el virus mismo ha infligido directamente al tejido pulmonar”, dijeron sus autores.
El equipo de investigación también descubrió que bloquear la respuesta inmunitaria con un anticuerpo neutralizante en los ratones detuvo el flujo de macrófagos cardíacos inflamatorios y preservó la función cardíaca. Aunque aún no lo han probado en humanos, estiman que un tratamiento como este podría usarse como medida preventiva para ayudar a pacientes con COVID-19 con condiciones preexistentes, o personas que probablemente tengan resultados más graves debido a un SDRA asociado al SARS-CoV-2.