Investigadores del Reino Unido realizaron un estudio sobre la dificultad que enfrenta el personal de salud de los hospitales para reconocer de manera oportuna el inicio del proceso de fallecer. Esto se debe a la falta de criterios diagnósticos definidos, lo que a menudo conduce a la identificación tardía de esta etapa crucial. Esta tardanza puede resultar en tratamientos innecesarios y en escaso tiempo para que los pacientes puedan despedirse adecuadamente de sus seres queridos.
El estudio, una revisión sistemática de la literatura publicada en el International Journal of Nursing Studies, examinó los factores utilizados por el personal hospitalario para identificar el deceso inminente y describir los factores que influyen en el reconocimiento de este proceso. Entre los síntomas físicos y psicológicos que se mencionan como indicadores del incipiente proceso de muerte se encuentran cambios en la respiración (respiración irregular o de Cheyne-Stokes) y en la piel (cianosis periférica y extremidades frías). Otros signos incluyen un deterioro general de la función y la movilidad, rechazo de la comida, trastornos de la conciencia, fatiga, preocupaciones existenciales, agitación y confusión.
Sin embargo, el estudio también destaca que pueden servir como señales cambios más sutiles, como cambios en la expresión facial u olfato, así como la observación del comportamiento de las personas en contacto con el paciente. Además, los profesionales señalan que la intuición y la experiencia también desempeñan un papel importante en la determinación del inicio del proceso de fallecer, al igual que la familiaridad o conocimiento previo del paciente. En contraste, la información adicional como diagnósticos específicos o alteraciones en variables de laboratorio tienden a tener un papel menos relevante en este proceso de reconocimiento.